Sin obligaciones, sin restricciones, sin presiones. Luz con luz, claridad con claridad, huyendo de la oscuridad. Nuevas relaciones, nuevos tiempos, nuevos seres humanos. Un posible futuro soñado se hace tangible, puede que haya llegado el verdadero momento. Por encima de la densidad, tocando dimensiones superiores. Una foto del pasado, una imagen actual, un recuerdo a flor de piel; plasmando lo de antes, lo de ahora y el mañana en un solo instante. La realidad se torna mágica, lo celestial terrestre, los sueños son viajes a otras galaxias. Mujer y hombre, hombre y mujer, ¿qué más da? Al fin y al cabo somos semillas estelares esparcidas por infinidad de planetas en evolución. Nuestra imperfección es perfecta, y es así cuando reconocemos la multitud de destellos que irradiamos. Al rechazar todos nuestros antiguos contratos, la luz vence a nuestras propias limitaciones. Si somos capaces de eliminar los juicios nos aceptamos nosotros mismos con más benevolencia. En la medida que mejoramos como seres humanos nuestras relaciones adquieren luminosidad. Seres adelantados y pacíficos nos observan con curiosidad y cuidan de nosotros, anteriormente ellos transitaron el mismo camino que ahora nos toca recorrer a nosotros. Aprendiendo a relacionarnos desde el corazón y no desde la mente. Focalizando una potente luz azul y enviándola sanadora a todo nuestro alrededor. Entregándonos los unos a los otros sin mascaras, sin quejas, dando las gracias por lo que somos o podemos llegar a ser. Hablando a través de nuestro tercer ojo, comunicándonos sin miedo a dejar al descubierto sean cuales sean los pensamientos. Nuevos humanos, seres de luz recubiertos de carne y huesos, chispas estelares reconociéndose como tales, un formidable trabajo repleto de satisfacciones. Intentando llegar lo más lejos posible, todo lo que nos permita nuestra propia luz. Viajando en un cosmos habitado por una familia galáctica, seres diferentes aceptándose tal como son. La imagen ofrecida es lo de menos, lo que importa es la proyección interior, la verdadera intención de mejorar y que todo sea mejor para todos. Cambios, evolución, adaptación, apertura, entrega sin restricciones, sin obligaciones y sin presiones. Aprendiendo a relacionarnos sin mascaras y sin miedos. Qué pequeño es el planeta donde nos ha tocado vivir, y que bello… Demasiado para permitir su desaparición. Tiempos difíciles, caminos arduos, avanzando en ocasiones a oscuras, en otras la luz es plena. Seres humanos entregados en cuerpo y alma nos guían, a su vez ellos son guiados. Deseamos que llegue el momento que la violencia se acabe, anhelamos una Tierra en paz, prospera y con sus recursos al alcance de todos, un paraíso extinguido que recupere el máximo esplendor. Aprendiendo a tener sólo lo que se necesita tener, aprehendiendo a compartir, a ofrecer, a ayudar, a trabajar en conjunto, a solucionar los problemas en equipo. Anhelamos que llegue ya el momento tan soñado, esperamos que el panoramas actual cambie a mejor, que la densidad y oscuridad queden atrás, que podamos desligarnos de nuestra carcasa física a voluntad y de una manera consciente, que viajemos con nuestro propio Merkaba hacia las estrellas. Semillas estelares. Almas inocentes. Alegría infantil. En nuestros sueños sucede lo que no ocurre en la tercera dimensión en que vivimos, en ellos somos libres e interdimensionales. A pesar de que son indisociables la luz vence a la oscuridad. Humanos de luz, luz humana, calor, ternura, amor incondicional, bellos instantes que valen por vidas enteras, vidas que ofrecen lo más bello y se sacrifican por otras vidas, lo mejor y lo peor, la dualidad llega a su fin con la arribada de la verdadera luz, la luz que nos proyecta conscientemente hacia el verdadero origen estelar. Somos más que afortunados. Somos hijos e hijas de las estrellas.
Que la luz nos acompañe.
Una semilla estelar.
Antoni Arellano García. 13.12.06